viernes, 15 de diciembre de 2017

Jesús Aparicio González: "Huellas de Gorrión" (Antología poética 2002-2017)






Jesús Aparicio González: Huellas de Gorrión
(Antología poética 2002-2017)



Nacido en Brihuega (Guadalajara-España) en 1961, Jesús Aparicio González es licenciado en psicología por la UNED. Tiene unos doce libros de poemas publicados. 
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La antología  Huellas de  gorrión.(Ars poética. Oviedo, 2017), recoge ahora una selección de sus siete últimos libros publicados:  Con distinta agua, premio «Villa de Aranda» Aranda de Duero, 2002; El sueño del león, Diputación de Guadalajara, 2005; Las cuartillas de un náufrago, Ediciones Vitruvio, 2008; La papelera de Pessoa / La luz sobre el almendro, editorial Libros del Aire, Madrid, 2012; La paciencia de Sísifo, editorial Libros del Aire, Madrid, 2014; y Arqueología de un milagro, Ruleta Rusa Ediciones, Madrid, 2017.

De la selección incluida en este Huellas de gorrión, cuatro son los libros que yo he leído de Jesús Aparicio González (Libros que ya reseñé en este blog):
La papelera de Pessoa, un poemario introspectivo. Palabras de vigilia donde el dubitativo sujeto poético va en busca de la verdad o de su verdad y lo hace contemplándose en el espejo más íntimo y más sincero, el de la soledad.
La luz sobre el almendro me recordó un paisaje sensorial y mediterráneo al tiempo que evocador, una voz reflexiva hablando de la fugacidad con palabras luminosas e imaginativas. 
La paciencia de Sísifo: poemas de lenguaje, de poesía y sobre poesía además de sobre las cosas  más pequeñas, cotidianas en la que a poco que se advierta, suelen encontrarse las más grandes, las cosas más hondas, más profundas envueltas en la levedad de lo aparentemente sencillo.
Y Arqueología de un milagro que es como el milagro de la vida, y que son las cosas más cotidianas, pequeñas. Sentir que en ellas está la almendra de este vivir nuestro. Ese es el milagro, sencillo, sin aspavientos, con palabras claras, sugerentes, sencillas palabras que, a poco que reparemos en ellas, nos ofrecerán lo mejor de la vida, su luz verdadera. 


Hace unos años ya escribía yo: “Los poetas de luz siempre están vivos / ofreciendo el destello en sus palabras, / mostrando entre su luz/  –en el fulgor de su camino –/  la vida toda, / la claridad más honda, / en lo visible alumbra lo invisible.” Y Jesús Aparicio González me parece que es un poeta de luz.

En el prólogo de la antología Huellas de gorrión, escrito por el periodista, poeta y profesor universitario asturiano José Manuel Suarez, nos dice que la poesía de Jesús Aparicio la ve desde tres perspectivas: “desde fuera, hacia dentro y desde dentro”. Tres modos complementarios de ver su obra, buscando un acercamiento cada vez más íntimo de su más propio ser. El ser de un poeta del que nos cuenta que no está en el centro, que “está en la periferia aunque cree que el centro algunas veces se halla en la periferia, centro sin fuerza de atracción(que es el poder) pero con luz propia  (que es la verdad)”


Jesús Aparicio es, para mí, esté donde esté, poeta de luz, el poeta de las cosas pequeñas, las más importantes, el poeta que intenta cazar poesía-mariposas- y se siente el niño que no sabe, que no puede:”Le esquivan como versos a un poeta / que no acierta a nombrar qué le da vida:”  Pero “la poética está en lo que se canta” y es que la poesía “es luz  e ilumina cuando quiere a quien quiere/  porque sabe muy bien a quien es necesaria.”
Para Jesús Aparicio González la poesía es el solo que acompaña. “Un amigo que camina a tu lado en silencio. / Ignora lo que fuiste, no persigue al que serás. /// Se hace lluvia cuando siente sed, / hierba silvestre si te vence el sueño./// Sabe que las palabras no traicionan / y ensaya a cada paso esa mirada / que no espera recompensa / de luces imposibles.”
Si no se tiene la luz de la poesía, si ésta no te la ofrece, por más que se empeñe el poeta en encontrarla, no podrá porque sin esa luz, “las palabras, oscuras, desvanecen.”

Por ello Jesús Aparicio, y todo poeta que sea de luz, anda buscando siempre, en el milagro inexplicable que es la poesía,  esa  “Luz que al despertar / ha engendrado la llama, / aire que mantiene / y aviva las palabras / que eternas permanecen /fluyendo como el agua / y que en la tierra siembran / silencios que son almas. /// Polvo de las estrellas /que el poema levantan:”
Huellas de gorrión me parece una antología de luz y de vuelo. El vuelo de las pequeñas cosas, de las verdaderas, el vuelo de la grandeza del poeta que no aspira a nada porque nada espera. El vuelo, en fin, de Jesús, del humilde gorrión que nos deja su huella en la luz de a palabra..

                                             Manuel López Azorín


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